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Días 4 y 5

Lunes 15: San Pedro de Atacama - Calama - Iquique: 495 kilómetros

Nos aprovisionamos antes de salir a la ruta cosa de no parar ni para hacer pis, con destino a Calama.

Mina aledaña a Chuquicamata
Te animás a no cederle el paso?
El paso obligado era conocer la mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo: Chuquicamata. Nos encaminábamos hacia donde nos marcaba el GPS cuando una sirena nos “invitó” a detenernos, pero mi simpatía convenció al guardia de seguridad de hacernos un microtour por el lugar, así que dejamos el auto, nos subimos a su camioneta e ingresamos al casco histórico del abandonado pueblo que lleva el mismo nombre. Nos relató la historia de la mina y la necesidad de desalojar el poblado a raíz de la contaminación.
Pueblo abandonado en 1995
Las "montañas" tóxicas avanzan
Sucede que las “montañas” de desperdicios tóxicos que los camiones van construyendo alrededor del mismo hace imposible la vida humana en las cercanías. En 1995 se tomó la decisión de trasladar a todos lo trabajadores y sus familias a Calama, distante a 17 km del lugar. Desde esa época, parte del pueblo quedó sepultado por dichas "montañas".
Lo cierto es que el aire plagado de tóxicos empleados para la separación del mineral también se respiran en Calama, pero por ahora la población reside allí y soporta el mal, a cambio del sustento que brinda la principal fuente de ingreso de toda una nación, que lleva generaciones de pobladores viviendo de la minería.

Montañas de desechos toxicos
en pleno descarte
Lo interesante del caso es que hoy es tan profunda la mina que deja de ser rentable pues emplear esos enormes camiones para trasladar los “escombros” desde el fondo hacia las montañas exteriores insume tanto combustible como rédito se obtiene de la extracción. Se gasta un millón de litros diarios de gasolina para dicha tarea, por lo que no dan los números para continuar con esa metodología. Se habla de “tapar” la mina, cerrarla, o cambiar el método de explotación por algún otro más racional o rentable.

muy humildes y sin servicios
Luego de tan rica experiencia, continuamos rumbo a las costas del Pacífico. El pueblo que nos recibió tras atravesar el desierto de Atacama es Tocopilla, otra localidad minera asentada en el poco espacio que queda entre los cerros y el mar. Si bien la neblina nos acompañaró durante los 230 km que separan dicha localidad con Iquique, igual pudimos apreciar un paisaje similar: impresiona ver el escasísimo espacio aprovechable. El cordón montañoso que acompaña la costa prácticamente no permite la construcción de ciudades ni tampoco cultivo alguno. Los pequeños asentamiento no pasan de caseríos construidos sobre la arena. Podría pensarse que es el sueño del pibe, tener la casa en la playa, pero lamentablemente no hay servicio alguno y las construcciones son muy humildes. Hasta vimos carpas en lugar de casas, pero no de turistas acampantes sino pertenecientes a pobladores carenciados.

montaña, casas, ruta. Del otro lado, mar
por momentos hay más espacio
Sin embargo, traspasamos un par de “localidades” en los pocos sectores donde la montaña parece retirarse levemente dando lugar a un pequeño llano apto para la construcción de viviendas.




La llegada a Iquique impacta. Modernos y altos edificios cortan ese monótono paisaje y contrasta con lo descripto anteriormente.

Bella costanera a lo Miami
Importante ciudad del norte de Chile, con uno de los centros comerciales más grandes de Sudamérica, posee una Zona Franca enorme que hace acordar a los mercados asiáticos que uno ve en las películas.
Su costanera merece el adjetivo de la “Miami sudamericana”. Tiene una linda plaza, peatonal pintoresca y enormes “Mall” (Falabella, Lider, Sodimac, etc.) donde también se venden los productos que ingresan al puerto local libre de franquicia.


Contraste notorio
El Iquique detrás de la costanera
Al alejarse 150 ó 200 metros de esa hermosa costanera, aparece el Iquique no turístico que deja traslucir el verdadero Chile. Ese contraste entre una gran clase baja y una pequeña clase alta. No queda espacio para lo que en Argentina conocemos como clase media. Viviendas apretadas y en su mayoría humildes, con poco espacio, sin patios o jardines. No se ve verde. No obstante, la ciudad es ordenada, muy correcto el tránsito (como en todo Chile), muchas viviendas de material (a diferencia del sur del país donde se emplea casi exclusivamente madera) y casi todas las familias poseen auto (a diferencia de Perú y Bolivia, como luego relataré).

el Iquique pobre detrás de la costanera
Miami sudamericana?
Contrareloj, llegamos donde creímos se podía asegurar el auto para Perú, trámite que no fue posible realizar. Problema en puerta. Por todos los medios buscamos una alternativa, con el agravante que al día siguiente era feriado y el Zofri no abriría. Aprovechamos el resto de la tarde para conocer el Mall donde compramos unas pavaditas. Al regresar al Hostel "La Casona de 1920", la pechugona que nos atendió, debió cambiarnos la habitación individual por una compartida, pues había llegado el huésped que la tenía reservada.


Martes 16: Iquique. Recorrida por la ciudad y sus malls

Feriado nacional por el día de la “Tirana”, la virgen patrona del país. Mala suerte para nosotros pues no abría la Zofri (Zona Franca) y era un desperdicio haber llegado hasta ese lugar y no aprovechar las oportunidades de compra que se presentan allí.
Optamos por quedarnos esa noche para al día siguiente ir, más que nada en busca de “zapatos” nuevos para el Fluence pues las Continental de fábrica no tienen muchos kilómetros de resto, a pesar de no haber cumplido aun 40 mil km.
pintoresca peatonal
Dentro del Mall Falabella
Haciendo llamados y mandando mails a Argentina para intentar resolver el problema del seguro para Perú, recorrimos la ciudad, sacamos fotos, fuimos al Mall (que si abría) y nos cercioramos que la Zofri estuviese cerrada. Sin solucionar el tema seguro, Juanjo nos avisó que en la aduana Peruana daban un permiso para circular hasta el pueblo más cercano donde poder contratar cobertura, con lo cual nos relajamos sabiendo que podríamos ingresar a dicho país.

Pocha cocinó carré de cerdo al horno y nos fuimos al sobre tempranito creyendo que la habitación sería para nosotros solos, y cuando habíamos cantado victoria, cayó una parejita cuando Titi ya se había dormido.
El alojamiento? Aceptable, con críticas para el lado de la insuficiente cantidad de baños y duchas. Apenas una con agua caliente para todas las habitaciones. Escaso.
Se preguntarán por las "titilolas". Al estar sobre el nivel del mar, al igual que el Fluence, no se quejaron durante esta etapa del viaje.

Cada foto se puede ampliar y ver en tamaño original al clickear en ella.

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