Miércoles 24:
Potosí - Salar de Uyuni – Uyuni pueblo: 269 km
Empezamos el día
con un primer objetivo: cargar nafta. Uds. dirán porqué narrar una cosa tan intrascendente,
pero cuando vengan a Bolivia en auto se darán cuenta de la odisea en que puede transformarse
algo tan simple. Primero encontrar un lugar serio donde hacerlo y segundo, en
nuestro caso, no sentenciar a muerte al convaleciente embrague, sometiéndolo a
los embotellamientos en pendientes muy pronunciadas.
Por ello, dejamos
el auto en la cochera, salimos a cambiar algo de dinero y a buscar la
gasolinera a pie. Un cordial poblador nos llevo a una YPFB (igual que acá pero
boliviana), donde negocié con el playero cuánto me cobraría la nafta (que sólo
es de 84 octanos). El precio pactado fue 7 bolivianos el litro, caro, para la
calidad que venden pero menos que los 9,11 oficiales. Claro que son ventas sin
factura y en negro, por lo que la diferencia queda para los playeros.
Fuimos en busca del
auto, previo comprar un saquito de alpaca a cada uno de nuestros hijos, uno de
los cuales estaba de viaje de egresados, en tanto la otra vacacionaba con abuelos
paternos.
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paisajes camino a Uyuni |
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casas de adobe y paja |
Reabastecimos y al
mediodía partimos rumbo a Uyuni. Hermosos y variados paisajes acompañan la
flamante ruta de asfalto, inaugurada en diciembre de 2012. Parando a sacar
fotos, en menos de 3 horas estábamos en el pueblo. Encontramos alojamiento en
el Hotel La Predilecta, que por 10 bolivianos más, ofrecía cochera a un par de
cuadras, ya que nos recomendaron no dejar el auto en la calle.
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el paisaje cambia cada 30 km |
Nos dijo el
encargado que teníamos tiempo para ir al Salar, ya que nuestra intención no era
atravesarlo sino tan sólo adentrarnos unos kilómetros, por lo que sin apuro
encaramos los 20 km de ripio hasta el paraje Colchane y de allí 14 km más hacia
el oeste hasta llegar al primer hotel de Sal del mundo, el “Playa Blanca”, hoy
abandonado, aunque funciona un buffetcito con mini museo incluido, situado en
pleno mar de sal, a 10 km de su límite oriental.
Es notorio el
rápido descenso de la temperatura cuando eso sucede, al punto que cuando fui a
llevar el auto a la cochera, tipo 19 hs., ya hacía -1 grado.
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Nuevo Hotel de Sal |
Caminamos 4 cuadras
para buscar un lugar donde cenar, lo cual hicimos en un sitio bien autóctono
rodeados de gente lugareña. Comimos 2 porciones de vacío a la parrilla
(comible, pero para nada superior a la carne argentina), con arroz, papas
fritas y ensalada, más una gaseosa de litro por 55 bolivianos.
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sobre el borde exterior del Salar
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El regreso a pie fue tremendo. El frío era
intensísimo, no teníamos el termómetro del Fluence, pero apuesto plata que
oscilaba entre -10 y -15 grados. Por algo un lugareño me dijo: cuál es el colmo
de un Uyunino -o como se llamen los habitantes de ese pueblo-? Comprarse un
refrigerador.
La habitación
carecía de calefacción (paradojas del país con mayor reserva de gas del mundo en
el que cuesta encontrar un radiador que no sea eléctrico!). Era lo mismo que
dormir afuera pero sin viento. Sólo las pesadísimas frazadas que en cantidad
proporcionan permitió que nos durmamos, con el polar puesto claro.
Cada foto se puede ampliar y ver en tamaño original al clickear en ella.
Flojo. Más detalles, maricón!
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